En las salas de un centro comercial muy famoso de la capital de la ciudad de un país suramericano, se pasean sin cesar de un lado a otro las personas, como un puñado de hormigas en un banquete de codicia, en busca de simplemente cosas, mirando de vitrina en vitrina, en busca de ofertas, artículos que no necesitan, solo con el fin de deshacerse de ese dinero trabajado, creándoles un aire de felicidad, como si eso los hiciese realmente aquello.
Mientras tanto un vigilante de cuarenta y ocho años apostado en una esquina como estatua viviente, pasea su mirada por el lugar para detectar irregularidades, es pisado y tropezado infinidad de veces, quizá por su retina pasan cinco mil personas al día, un escaner de malicia.Al otro lado del establecimiento, los niños corren por los largos pasillos, en pisos superiores los novios pasean agarrados de las manos, en los sótanos, los carros se apostan uno lado del otro en formacion de combate, por los ascensores se ve subir y bajar mercancía, unos cuantos calzados, en una pequeña tienda la encargada se asicala con precaución, y todo surge una y otra vez día por día, en ciclo equilibrado, entra gente sale gente, la luz es encendida luego al final se desvanece en la oscuridad, las puertas bajan al final de la noche, y los escurridizos limpiadores transforman aquel lugar en visitable para el dia siguiente.
Se inicia un nuevo ciclo, 16 horas labor se avecinan según lo previsto, a eso de las 4pm de un sábado cualquiera, todo continua en la linea de rectitud, un grupo de boy scouts deseosos de comprar sus equipos, ingresa al recinto, seguido por un grupo de futbolistas extrangeros con deseos de comer y un grupo de bailarines quienes participaran en una presentación especial del centro comercial, la cual sera suspendida.
12 minutos después el caos es total, gente corriendo en todas direcciones, personas aplastadas por la multitud, peleas aisladas donde los golpes asotaban los pómulos contiguos, destrozos millonarios, saqueos indiscriminados, disparos que penetraban de piel en piel, y diez mil sospechosos, las cámaras no lograron determinar el origen de aquella locura, las investigaciones finales después de los interrogatorios interminables sugirieron que el alboroto se origino en 4 sitios distintos de local entre las cuatro en punto y las cuatro y 2 minutos.
Al pasar de los años no se ha enjuiciado a él o los responsables de la muerte de 14 personas, la indemnización de los heridos, las perdidas mil millonarias, y el sin fin de delitos cometidos en el lugar de encuentro preferidos por los habitantes de la capital.
El C.C. Costello sigue cerrado hace ya 3 años y el estado sigue en demandas con los dueños de la empresa, y aquel vigilante de mediana edad sigue sin trabajo, aunque con nuevos ingresos.
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É impressionante como essas rotinas de grandes centros comerciais são globalizadas... essa cena poderia ocorrer em qualquer lugar, não mesmo??
ResponderEliminargostei muito!! longa vida aos contos!!!
eso si. larga vida a los cuentos !!!!
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