Recuerdos Borrosos

Una abuela pasada de años, teje en su casa, una linda manta, sera para su futuro nieto, vive sola y abandonada, desde que su esposo la abandono por una muchacha 30 años menor que ella, recuerda con desden aquellos tiempos donde su lujosa casa era visitada por sus hijos y nietos, ya la habían apartado de su vida. Y habían dejado de ir desde hace varios meses, por no soportar su carácter, algo temperamental, y ganada por el alzheimer, estar en su presencia era un martirio para aquella familia.

Se Balanceaba delante atrás en su mesedora de madera, cantando música de antaño, en el frente de su casa, pasaban las personas frente así, jugaban los niños en la calle, y ella simplemente tejía y tejía.

Una monja que la visitaba de veces en veces por caridad y hablarle de dios, era quien la ayudaba en algunas labores, María le contaba a la monja su pasado, con los ojos llorosos, alardeaba que era la mas bonita de la ciudad en aquellas épocas, y sus ojos azulados, algo blanqueados por la catarata, daban un punto a favor de su historia. Contaba que trabajaba como secretaria del alcalde hasta su jubilacion, casada por 37 años con un banquero, elegante y buen mozo. Elegido de entre los cientos de pretendientes que ella decía poseer, viajo a muchos lugares de su país y al extrangero a un puñado de ellos, parlaba varios idiomas, de los cuales quedaban solo vestigios en su mente borrosa.

Con un vestido pastel, bordado a mano con figuras de flores y par de zandalias de antaño, se veía siempre María en la vieja mesedora, su cara representaba un festival de arrugas y una mancha marrón en su mejilla derecha que sentenciaba su futuro crecía a lo largo de los años.

Pasados los días aquella manta para su nieto estaba lista, se levanta de su mesedora y con un caminar torpe, se dirige a llamar a su hijo por teléfono en su casa, al volver a entrar en su hogar, varias personas estaban en su sala, unos jugando domino, otros leyendo, otros durmiendo, todos con algo en común, una bandada de ancianos.

!Que hacen en mi casa! replico María.

Nadie respondió ni hizo caso omiso a su llamado, siguieron en los suyo.

!Fuera de mi casa, llamare a la policía! insinuó María

Al dirigirse al teléfono ubicado en la cocina, este no se encontraba, esto exalto a la abuela, quien se dirigió a su alcoba, y esta se encontraba cerrada, salio del pasillo y bajo las escaleras agitada al paso mas rápido que le permitia su desgastado cuerpo, en el camino tropezó con una monja, pero esto no hizo parar a la sexagenaria, quien apretó el paso hacia afuera a pedir ayuda, salio de la casa indignada, !auxilio,ayudenme! decía, al cruzar la calle volvió la mirada a ver si la seguían, pero un aviso en el césped de su casa le extraño, enfoco la mirada y al no poder leer lo que expresaba, giro y se dirigió hacia él, ya al encontrarse frente a éste, leyó en voz alta y pausada, "Asilo para Ancianos de las Hermanas de Santa Teresa".