¿Que es lo primero que pensarías tú, si te digo que estas en un cuarto cerrado con un desconocido, pero siendo él un asesino en serie?, pero; ¿ese sentimiento cambiaría si te dijera que es un santo sacerdote? O ¿que tal si te digo que son ambos? ¿A quien le creerías? Al supuesto asesino o a mí, un afamado detective de la brigada especial de asesinatos en serie de la capital de Argentina.
Pues aquí comienza este recorrido, tú querido lector, una simple persona común y corriente, frente a un sacerdote quien alega ser inocente de asesinar a 14 creyentes entre los años 2000 al 2010. Y tú te preguntaras ¿como llegue yo a estar frente a esta persona?, pues fácilmente.
Te encontrabas solo en tu casa, un viernes pasadas las siete de la noche, cuando bajabas a la cocina a tomar un sorbo de agua, y al encender la luz, asoma el reflejo de una persona detrás de la cortina, llevaba una sotana negra, doblaba tu altura, su cara expresaba cansancio y el sudor robada por su frente, te pareció haberlo visto antes, quizá en un matrimonio o bautizo familiar, éste se abalanzo sobre ti, arrodillándose y jadeando, pidió que lo ayudaras, tú receloso, diste un par de pasos atrás y pusiste tus dos manos al frente como creando una barrera impenetrable, al mismo tiempo dándote cuenta lo desprotegido que estabas.
Algo sofocado, gritaste ¿Quién eres?. El respondió con continuos, ¿ayuda, ayuda, necesito tu ayuda por el amor de dios?.En ese momento ¿que hubieras hecho?.Pues se te ocurrió la brillante idea de ayudarlo. Con cierta desconfianza le indicaste que se mantuviera lejos y que le explicases que estaba pasando.
El dijo, ¡estoy siendo perseguido por la policía, hay una equivocación, me confunden con otra persona!. Y hay te siguió engatusando con sus palabras. Par de minutos mas tarde llamaste a tu abogado para ayudar a aquella persona, en ese momento caes en conciencia y algo desconcertado, decides llamar a la policía, acción que no fue bien vista por aquel hombre, quien se lanzo sobre ti quitándote el teléfono de la mano, y tras un largo forcejeo y numerosos gritos, logro amarrarte a una silla, te llevo al estudio de la casa, apago la luz y cerro el par de puertas que poseía aquel cubículo. He hay tu frente a frente con él.
En ese momento el silencio se vio aturdido por las palabras de ese desconocido, te susurro al oído, ¡tenía que hacerlo, era la única forma la cual me creyeras, yo no soy un asesino como ellos dicen, tienes que creerme solo soy un servidor de dios, yo no quiero hacerte daño, necesito irme de aquí, algo de dinero, quizá otras ropas, y salir de esta ciudad hasta que todo se aclare y se pueda develar la verdad!.
Terminado de escuchar aquellas palabras, el hombre salió de la habitación, cerrando la puerta a su paso, y se dirigió a buscar algo de dinero y cambiarse de vestimenta, unos minutos pasaron hasta que las sirenas comenzaron a retumbar a lo lejos cada vez mas cerca. Estancándose en un lugar de la calle. Un parlante difundió una voz algo seca. “Soy el Detective Roger, salga de hay sacerdote Pedro, lo tenemos rodeados, esta acusado de asesinato de 14 creyentes en la década del 2000, entréguese y nadie saldrá lastimado”. En ese momento escuchaste por primera vez de que se le imputaba a aquel desconocido quien profesaba ser inocente.
Tu algo aliviado te pensaste salvado, y comenzaste a gritar a toda voz, ¡auxilio aquí estoy!, pensabas que estabas fuera de peligro y que tu captor estaba lejos de tu casa. Tomaste un respiro y al botar la bocanada de aire, una puerta de la habitación rechino lentamente, una persona desconocida emergió de el, un jean una camisa y una gorra vestía esa persona, le dijiste ¡ayúdame aquí esta ese asesino que buscan!, pero al acercarse a ti, lo reconociste inmediatamente.
Aquel hombre se lleno de cólera, reprochándote, ¡aun no me crees! Con todo lo que te he dicho, como hago para comprobarte que soy inocente. Tu le comentaste ¡no lo sé! No se a quien creerle, solamente quiero ser libre, en ese preciso momento entendiste el significado de la libertad.
Mientras en el fondo se escuchaban las continuas indicaciones del detective que hablaba intermitentemente por el parlante. Te sentiste inseguro, creyéndote la decimo quinta victima de aquel supuesto asesino, mientras las palabras de aquellos dos desconocidos retumbaban en tu cabeza. Por un lado un supuesto sacerdote asegurando su inocencia y por otro un detective alegando que este era un asesino en serie muy peligroso.
Por unos segundos hiciste caso omiso a las palabras de aquellos personajes, cerraste tus ojos y te afanaste a pedirle a dios que salieras de esta sin consecuencias.
Al abrir los ojos tu captor no estaba, te tiraste de la silla y arrastraste hacia la puerta abierta de aquella habitación, lograste conseguir un viejo cuchillo en la cocina, apostado en un cajón, con el cual desataste la cuerda que te hacia preso del pedazo de madera, al estar libre, corriste hacia la puerta delantera de la casa siguiendo el ruido que emitían las sirenas de la policía. Gritando ¡No disparen! ¡No disparen! ¡El asesino esta en mi casa! Al tiempo que el cuerpo policial volteaba 180 grados al unísono hacia ti.
Al pasar la media noche estabas en la sala de interrogación en frente de mi, “Soy el detective Roger, dígame donde esta el sacerdote Pedro” – Indiqué. Y tras largas horas de interrogación, y dándonos tu declaración fuiste dejado en libertad.
Pasaron varias semanas y no se sabia el paradero del Sacerdote Pedro, y aquella iglesia donde el predicaba, ya era heredada por un joven sacerdote. La comunidad estaba consternada por los hechos que se le imputaban al religioso y pocas eran las personas que pisaban la iglesia, siendo visitada por ti un sábado, quizá con la convicción de que te encontrarías con este. Pero no fue así.
Al día siguiente en la mañana te levantas a buscar tu correo. Te diriges a la sala con dos decenas de cartas, cosas comunes, publicidad, deudas entre otros pero el contenido de las ultimas 15 cartas se saldrían de la realidad, en ese momento todo se develaría. Pero en la última carta, 3 sencillas palabras se asentaban en aquella hoja blanca. “AHORA SIGUES TU”
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